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Padre Guillermo "Memo" Dávalos
Guillermo Dávalos Martínez nació en el barrio de San Juan de Dios, en la ciudad de León, Guanajuato, el 20 de febrero de 1930, en el seno de una familia profundamente religiosa, lo que marcó su camino desde temprana edad. 

De pequeño, había pasado unos meses en un rancho llamado Casas Viejas, cerca de San Juan de los Lagos en Jalisco, donde su abuelo era mayordomo de una hacienda. Entonces los peones recibían como salario por su trabajo, veinticinco centavos diarios, dos cuarterones de maíz y uno de frijol. 

El salario de su abuelo era apenas mayor, y sin embargo, tenía un gran respeto por los bienes de los patrones, al grado de que no permitía que su familia tomara ni siquiera un poco de leña para la cocina. Esta situación marcó la vocación del padre Memo por la justicia social. 

Ingresó al seminario en 1943, donde destacó como alumno y tuvo la oportunidad de viajar a Roma para continuar sus estudios de teología. Se ordenó sacerdote el 2 de abril de 1956, su primera misa la celebró en Roma en las catacumbas de Santa Priscila, y tras viajar por varios países europeos, regresó a México en 1957. 

En 1957 llegó a Dolores Hidalgo en una pequeña estancia como maestro del Instituto Independencia y al visitar las comunidades campesinas entró en contacto con la situación de pobreza que se vivía en la región. En 1960, el padre Memo tomó el mando de la Pastoral Rural por encargo del obispo Manuel Martín del Campo, y el padre Salvador García, encargado del Secretariado Social Diocesano. 

El padre Memo regresó a Dolores Hidalgo ese mismo año y desarrolló un intenso trabajo de promoción social entre trabajadores de la ciudad, pero principalmente entre campesinos. En 1962 organizó “campos de trabajo” en comunidades como La Grulla, donde conoció a Teresa y Graciela Martínez. A Lucha Rivera la conoció ese mismo año en Salvatierra, en el encuentro nacional de la Juventud Obrera Católica (JOC) y poco después la invitó a la región para empezar a promover la Juventud Agrícola Cristiana (JAC). 

Más tarde, el padre Memo fue nombrado capellán del templo del Perpetuo Socorro, conocido como El Socorrito, donde se impartían talleres, se daban alimentos y se alfabetizaba a la gente. En 1964 se realiza el primer curso de formación social y capacitación técnica agropecuaria del cual surgen requerimientos concretos de los campesinos de la región, como consecuencia, el Padre Memo promueve una instancia que pudiera dar respuesta a todo esto, lo que da lugar en 1965 a la formulación del proyecto del Centro de Desarrollo Agropecuario, A. C. 

Entre 1967 y 1969, apoyado por promotores de la Central de Servicios de León, el padre Memo impulsó la formación de cooperativas de ahorro y crédito, consumo y producción, tanto en las cabeceras municipales del norte de Guanajuato, como en las comunidades rurales. El clima represivo al movimiento social de 1968 repercute también en las decisiones que se toman en la región. 

A principios de 1969, el Obispo prácticamente clausuró el Secretariado Social Diocesano y conmina a los sacerdotes encargados a que se reduzcan al cumplimiento del trabajo tradicional del sacerdocio o se marchen de la diócesis; se imponen así fuertes restricciones al trabajo social de los sacerdotes en la región. 

El padre Memo, después de reunirse con la gente de las comunidades y con el equipo de trabajo, sale de Dolores y más tarde, temporalmente, de la Diócesis. Es una etapa difícil para él y su salud lo resiente. Para una temporada en Monterrey donde sufre soledad y aislamiento. Posteriormente regresó a León donde con ayuda de algunas personas instala un taller de artes y oficios. 

A principio de los años setenta regresó a Dolores Hidalgo para ocupar el puesto de capellán del templo de Jesús Nazareno. Por esos años viajó a Ecuador, al Instituto de Pastoral Latinoamericano (IPLA), donde conoció a Monseñor Proaño, para luego recorrer algunos países de América del Sur. Víctima de un añejo problema cardiaco, muere el 9 de julio de 1983.
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Teresa "Tere" Martínez Delgado
Testimonio:

En la década de los 60 había una situación muy difícil en la zona norte del Estado de Guanajuato, había mucha pobreza en las viviendas y en la alimentación de las comunidades campesinas. 

El padre Memo, empezó a pensar que en un primer momento, lo que podía ayudar es que las comunidades era que empezaran a organizarse par programar la capacitación con ellos. Trabajar para que se fueran creando los deseos de salir adelante y tomar conciencia sobre todo en los jóvenes para capacitarse, en la construcción de la base social que hoy en día seguimos manteniendo.

Fue la construcción de la persona como sujeto, no como objeto, que empezamos los campesinos a reconocer que tenemos derechos en la construcción de este mundo más justo y solidario. Impulsamos la lucha común en las comunidades, impulsamos la asamblea comunitaria como una forma de toma de decisiones de la propia comunidad.

Lo que representaron estos 40 años de trabajo en las comunidades, es sentar las bases sólidas de la organización comunitaria y de la autonomía de las comunidades.

Hemos ideo creando una red de productores a nivel regional y Nacional, que nos integramos, hemos avanzado en la economía de las familias. Estamos a nivel nacional, participando, haciendo ferias, impulsando la calidad de los productos, impulsando los mercados locales.